31 de enero de 2014

¿POR QUE JESÚS MURIÓ EN LA CRUZ A LA HORA NOVENA?

Cualquier detalle en la Biblia, y en especial en la semana de la crucifixión y resurrección de Jesús, son de gran importancia. No están ahí por casualidad ni por llenar un relato. Uno de esos detalles es la hora en que murió Jesús en la cruz. El relato bíblico nos dice que el día de la crucifixión Jesús expiró cerca de la hora novena (Mat 27:45-50). Pero, ¿POR QUE A ESA HORA PRECISA?

Nuestro horario (romano) es distinto al horario judío. El día de 24 horas en la Biblia comienza cuando se esconde el sol, más menos a las 6 de la tarde (Génesis 1:5). Este día está dividido en 12 horas del "día" y 12 horas de la "noche". La hora primera del "día" para los judíos corresponde a las 6 de la mañana en nuestro reloj, de manera que la hora novena del día corresponde a las 3 p.m. Jesús entonces murió en la cruz a las 3 de la tarde. Pero lo más importante es el significado profético de esta hora específica en la Biblia.

En tiempos de Moisés, Dios ordenó matar un cordero sin mancha. Con su sangre los judíos tendrían que marcar las puertas de sus casas para que cuando el ángel de la muerte viera la sangre del cordero pasara de largo. ESTO ES LLAMADA PASCUA JUDIA. Aquel cordero debía ser inmolado el día catorce del mes de Nisán entre las dos tardes (Éxodo 12:6; Levíticos 23:5). La primera tarde judía era de la hora sexta a la novena (12 pm a 3 pm), y la segunda era desde la hora novena a la duodécima (3 pm a 6 pm)

Dice la Biblia que JESUS ES EL CORDERO DE DIOS (Juan 1:36). La razón era porque Jesús venía a morir como los corderos que morían en la Pascua judía. Para que todo se cumpliera al pie de la letra, el Cordero de Dios debía morir entre las dos tardes, es decir, la hora novena (3 pm), tal como lo hacían con aquellos corderos en la Pascua judía. De alguna manera, la muerte de aquellos corderos representaban a aquel Cordero perfecto que un día vendría a morir y ofrecer su sangre para el mundo entero.

30 de enero de 2014

¿CUAL ERA LA COPA QUE ANGUSTIABA A JESÚS EN EL GETSEMANI?

Dice la Biblia que Jesús entró en gran agonía cuando se acercaba el momento de llegar a la cruz. Unas horas antes, estando en oración en Getsemaní, Jesús pronunció las siguientes palabras:

"Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú."(Mt.26:39)

¿Qué era esta copa? ¿Por qué Jesús quería evitarla? 
las respuestas a estas preguntas se hallan en las raíces judías, y en especial, en las tradiciones judías en cuanto al matrimonio. Puesto que la Biblia entera habla sobre un matrimonio: Jesús y la Iglesia. 
El compromiso matrimonial judío consistía en la elección de la novia por parte del padre del novio (Jn.15:16 – Gn.24). 
Una vez elegida, se debía establecer el precio a pagar por la novia. ¿Cuál fue ese precio por la novia, la Iglesia? Fue la misma y preciosa sangre de Jesús; debía pagar con su vida. 
Ese fue el precio pactado. Una vez establecido el precio, el padre, la novia y el novio debían sellar este acuerdo matrimonial con una copa de vino, llamada en la tradición judía la "copa del pacto" o la "copa de aceptación"

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Primero, la novia tomaba de la copa. En este contexto fueron los discípulos, y más tarde todos los creyentes, quienes tomaron de la copa aceptando el compromiso (Lc.22:20). Como cristianos, en la Santa Cena aceptamos la promesa de matrimonio con Cristo y su compromiso con nosotros. 
Finalmente, tomaba el novio. En este caso, Jesús es el que tuvo que "beber" de esta copa para aceptar y sellar el compromiso. Jesús tenía muy claro que el precio a pagar por la novia, es decir, por ti y por mí, era altísimo. 
Debía entregar su vida. Por eso entró en una agonía tan grande que su sudor se convirtió en gotas de sangre (Lc.22:44) al pensar que el compromiso que estaba aceptando al tomar de esta copa también significaba entregar su propia vida por la novia. 
Se infiere lógicamente que Jesús tomó de la copa, puesto que momentos después fue apresado y llevado a la cruz a morir por los pecados del mundo. ¡Jesús pagó un alto precio por ti!

Pastor. Zuniga

¿QUÉ SIGNIFICA QUE UN CAMELLO PASE POR EL OJO DE UNA AGUJA?

Cuando Jesús hablaba con un hombre rico (Lc.18:18-30), quedó muy decepcionado de él, pues amaba por sobre todas las cosas sus riquezas. Entonces Jesús dijo: "Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Lc.18:25). Pero, ¿qué significan aquellas palabras?
Existe la explicación para interpretar las palabras de Jesús. Lo primero, que es "ojo de una aguja" es una referencia a una puerta pequeña que se hallaba en otra puerta mucho más grande en la entrada de la ciudad. 
La puerta grande se abría para que pasaran los mercaderes y los animales, mientras que la pequeña se abría sólo para los caminantes. Por lo tanto, por la puerta pequeña o "aguja" no podían pasar animales grandes, incluyendo los camellos.

Otros han sugerido que, además de la puerta pequeña, también se trataría de un pasillo lleno de curvas. Sería muy difícil que un camello pasase por el ojo de una aguja.
La interpretación sea lo correcto, o no, las palabras de Jesús deben ser tratadas como una HIPÉRBOLE, es decir, una exageración de una escena para explicar lo difícil que será para una persona que ame las riquezas antes que a Dios, entrar en el cielo. 

Pastor. Zuniga 

¿POR QUÉ LA MUJER SÓLO QUISO TOCAR EL BORDE DEL MANTO DE JESÚS?

Dicen los evangelios que una mujer, enferma de flujo de sangre desde hacía 12 años y que había gastado todo en médicos y no había podido ser sanada, se acercó a Jesús en medio de una gran multitud. Según lo relata (Lc.8:44, ella pensaba tocar solamente el borde del manto para ser sana). ¿Por qué la mujer sólo se conformaba con tocar el borde? ¿Qué tenía de especial el borde del manto? 

Los mantos que usaban los judíos en aquellos tiempos eran muy especiales. Su hechura tenía un significado muy profundo. Seguramente Jesús usaba un manto de oración conocido como talit. Este talit debía tener cuatro puntas sobresalientes (Deut.22:12) que representan las cuatro letras YHWH las letras de la palabra Dios. Cada una de estas cuatro esquinas estaban conformadas por unos flecos o borlas, o tzitzit, formadas por 7 hilos que representan el número de la perfección y 1 hilo de color azul que representa la realeza de Dios; en total cuatro puntas o flecos con 8 hilos cada una. El largo de estos flecos no estaba establecido, pero los fariseos lo usaban muy largo para dar la impresión de que eran muy clementes (Mt.23:5).

Lo complejo de los tzitziot (plural) es que cada una de las cuatro puntas del manto tenía 5 nudos, y entre cada nudo un grupo de vueltas de hilos. Entre el primer y segundo nudo habían 7 vueltas de hilos, entre el segundo y tercero 8 vueltas, entre el tercer y cuarto 11 vueltas y entre el cuarto y quinto nudo 13 vueltas (como se observa en detalle en la imagen). Los judíos asignaban un número a cada letra, por lo que cada palabra sumaba un número. Si sumamos los tres primeros grupos de vueltas de hilos tenemos: 7 + 8 + 11 = 26, que representa el valor numérico del nombre "Yahveh", "Jehová". El cuarto grupo es de 13 vueltas, que es el valor numérico de "ejad", "uno". En total, son 39 vueltas en el tzitzit. A través de estas 39 vueltas los judíos estaban escribiendo el versículo: "Jehová nuestro Dios uno es" (Deut.6:4). 
Pero si continuamos con los números, la palabra "tzitzit" tiene un valor numérico de 600, y si adicionamos los ocho hilos que conforman los tzitziot y los 5 nudos que tiene cada uno, tenemos: 600 + 8 + 5 = 613, que representan las 613 leyes mosaicas, de las cuales 365 son maldiciones y 248 bendiciones. 

Dice la Biblia que la mujer tocó el borde del manto de Jesús (Lc.8:44). La palabra en griego para "borde" es "kraspedon" que significa "fleco". Es decir, la mujer tocó estos flecos del manto. La mujer entendía a la perfección lo que significaba el borde del manto de Jesús y pensaba que con tocar solamente este borde o fleco bastaría. Esto fue un tremendo acto de fe, pues significaba que la mujer estaba aferrándose al nombre de Dios y estaba reclamando las bendiciones de Dios. La mujer estaba consiente que estaba tomando de las promesas de Dios en sus manos para ser sana. 

Pero es más, el profeta (Mal.4:2) profetizó: "nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación”. Los judíos interpretaban al Sol de justicia con el Mesías, y sus alas con el borde (tzitzit) de su manto. Cuando la mujer tocó este borde estaba creyendo que Jesús era el Mesías que tanto esperaban y que el borde de su manto podría traer la sanidad que tanto anhelaba. 

En nuestra vida ocurre algo similar. Debemos aferrarnos al nombre de Dios y reclamar sus promesas para saciar cualquiera de nuestras necesidades. Cuando nos aferramos a Dios y a sus promesas entonces el poder de Dios será desatado en nuestras vidas. Solamente debemos extender nuestras manos a su manto, creer que Jesús es nuestro Salvador y esperar la sanidad que buscamos. 
Pastor Zuniga